viernes, 3 de julio de 2009

Ángel Parra

Por Roxana Chiappa

De blanco entero, como paloma soñadora, toma la guitarra como si fuera el símbolo máximo de la libertad. Camina desenfrenado y vuelve a empezar. Es Ángel Parra, hijo de la gran Violeta y Luis Cereceda. Un creador y folklorista que se ha pasado la vida cantando al servicio de un ideal, de una “utopía”, como él



Utilizo el canto como un instrumento para transmitir un mensaje que diga claramente a que lado de la barricada nos encontramos. Utilizo la música para hablar de los problemas, de las alegrías, de los altos y bajos de la vida popular.
Como en los años sesenta, mi canto sigue comprometido con el pueblo.

Pero también hay otros estilos, otras formas de interactuar. ¿Por qué utilizas el canto popular?
Me emociona y me seduce la sencillez de una décima o una cuarteta, la armonía del guitarrón o el charango. La elegancia de la cueca, el romanticismo de la tonada. En fin, el sentido del humor y la alegría que transmite este estilo de música, tan nuestro.

Tus palabras me convencen, sin embargo, en la mayoría de las radios, el folklore
casi no escucha. ¿No sería más efectivo utilizar otra fórmula?

No me importa ni me interesa lo que haga la radio o la televisión. Nuestro trabajo debe continuar independiente de los medios. Si se pueden aprovechar tanto mejor, pero el ideal es tener medios propios. Hoy se puede, a través de internet o de radios locales.

La guitarra la sigue teniendo entre sus manos. Moviliza sus dedos largos sin ningún esfuerzo, mientras sus mejillas comienzan a tomar color.

Pareciera que el folklore fuera una agua fresca que te renueva.
Para mí, el folklore es el alma del pueblo y me llena de fuerzas poder cantarlo, transmitir esa energía.

Esa fuerza parece que la heredaste de tu madre. ¿Cuál es la similitud, la característica que más te asemeja a ella?
No hay ninguna similitud, Violeta es insuperable. Todos los que algo aprendimos con ella, tratamos modestamente de hacer nuestro propio camino. Épocas y tiempos diferentes, hacen que el canto vaya tomando la forma del momento que toca vivir.

La Libertad se construye entre sus manos, y las sonrisas salen de la nada. Humilde y sencillo se para en la ventana e improvisa sin mayor esfuerzo. Me sorprendo, la realidad se transforma con su voz y el sonido de la guitarra.

“Culturalmente, hay un cambio”, comento yo mismo en vos alta.
¿Por qué? Ángel me cuestiona, y cambia de inmediato el rol de entrevistado.
Contesto. Porque hay mayores incentivos para la creación, y de una u otra forma, eso influye en el avance del proceso. ¿Qué te parece a ti?
Me parece extraordinario que existan ayudas, becas, fondarts, etc. Eso sí, preferiría
Que ese mismo dinero se invirtiera en educación desde los párvulos hasta el último año de estudios. Una educación de calidad permitirá que quienes la reciban puedan realizar sus trabajos sin mayores ayudas extras.
Ahora, si la actual situación permite aprovecharlas, aprovéchenlas. Pero lo más efectivo, es comenzar desde el principio.
Parra no aguantó más, tomó la guitarra y se puso a cantar.
Me insinuó que no era bueno para las entrevistas, que lo suyo era crear.
Los versos salieron solos, y de a poco nos fuimos entregando al azar.
Las kalles crecieron, el oficio se hizo arte y por fin, el sueño se hizo realidad.

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